El boom de las energías renovables. ¿Una entelequia o una realidad? Una realidad, sin ninguna duda. A día de hoy España se encuentra en el top 10 mundial de generación eléctrica fotovoltaica. Sin embargo, este boom solo es palpable en proyectos fotovoltaicos de gran envergadura. De momento, la energía solar fotovoltaica está en manos de pocos.
Para poner la energía fotovoltaica al alcance de todos contamos con un poderoso y relativamente nuevo instrumento: el autoconsumo fotovoltaico colectivo (o simplemente autoconsumo colectivo). El autoconsumo colectivo es la generación de energía, por medio de una instalación fotovoltaica, cuyo consumo se comparte entre varios usuarios. La energía generada puede ser autoconsumida por los usuarios de forma total o parcial, en este último caso el excedente puede ser inyectado a la red eléctrica, o no. Concretamente, los tipos de instalaciones de autoconsumo colectivo son:
Los usuarios generan y consumen su propia energía. En el caso de que exista un excedente de energía este no se podrá verter a la red eléctrica.
En estas instalaciones, a diferencia de en las anteriores, sí se puede verter el excedente de energía a la red eléctrica. Existen dos tipos de instalaciones con excedentes:
El excedente de electricidad se vierte a la red eléctrica y se puede vender al pool o a través de contratos de compra/venta de energía o PPAs (Power Purchase Agreements). El colectivo de usuarios deberá registrarse como generador eléctrico.
Para instalaciones iguales o menores a 100 kilovatios de capacidad instalada. El excedente de electricidad se vierte a la red eléctrica y al final del periodo de facturación, como máximo un mes, el valor de esos kilovatios-hora excedentarios se descuenta del valor de la energía consumida de la red; el valor del excedente será pactado con la comercializadora. Para acogerse a compensación se deben cumplir algunas condiciones que aparecen en el RD 244/2019.
Sin importar el tipo de instalación de autoconsumo fotovoltaico colectivo que se implemente, el resultado será el mismo: energía limpia, estable y más económica al alcance de todos. No obstante, estos sistemas también ofrecen otros beneficios tales como:
El autoconsumo colectivo permite que el consumidor se convierta en productor y consumidor a la vez (prosumidor) mediante la generación y consumo de su propia energía y la posibilidad de venta de excedentes de energía vertidos a la red.
De esta manera se empodera energéticamente al usuario, permitiéndole participar en el negocio de la energía y la descarbonización del modelo energético global. Empoderamiento energético mediante la democratización de la energía fotovoltaica.
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